En aquella ronda,
soltaron las manos,
soltaron las manos,
y fue inevitable caer de espalda,
la cabeza reboto dos veces en un pasto mullido y húmedo,
corrieron a levantarme,
entre sus caras se dejaba ver un cielo celeste cómplice,
la cabeza reboto dos veces en un pasto mullido y húmedo,
corrieron a levantarme,
entre sus caras se dejaba ver un cielo celeste cómplice,
del beso robado a la mas linda.
Cabeza de Apio 16Ago18
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