domingo, 10 de febrero de 2019




Ayer encontré una vieja remera, que me demostró que se puede viajar en el tiempo...

Al contacto con mi piel, me hizo sentir el perfume de una playa de su época, la del aceite de coco y yodo...

Recordar el Citroën 3CV, que se paraba en dos ruedas, con un techo de lona que te mostraba románticas noches de estrellas...

Cuando aquel viaje en carpa, fue almohada, toalla y sombrero...

Y muchas cosas mas...

Me dio temor, quedará ahí en su lugar, donde estaba, hasta que ella quiera hacerme viajar nuevamente...

Cabeza de Apio 2015

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