lunes, 15 de junio de 2015

Pastillas de Amor                  Editado con diálogos...



Cursando el quinto año me prestaron un libro de Lobsang Rampa y me gustó tanto, que compré los seis publicados, incluyendo el que había leído.

Logré hacer esos increíbles viajes astrales, que eran tan seguidos que mi cordón de plata era uno de los más radiantes.

En el barrio había muerto una pareja de viejitos, con diferencia de poco tiempo. La señora falleció en Agosto y él en Octubre, casi llegando a cumplir los 60 años de casados.

Los comentarios de vecinos en general mencionaban que Don Raúl habría muerto de amor, de pena, soledad al no poder superar la terrible pérdida.

Yo, me encontraba muy enamorado de una compañera de inglés, y tenía que ir a hablar con ellos, para saber de la existencia del amor, y de que no se diluía con el paso del tiempo...

Y ese, fue mi primer viaje al cielo.

Me costó un poco, pero pude encontrar entre tanta nube y gente a Doña María.
Lucía una túnica blanca, holgada y un aro brillante suspendido sobre su cabeza, de unos veinte centímetros de diámetro.

-Miguelito, lamento mucho, mucho verte.
- Tranquila Doña María, estoy de paso.
-¿Cómo de paso?
-Sí, con práctica se pueden hacer viajes astrales, a todos lados, incluyendo el cielo, ¿cómo está?
-Hay Miguelito, te digo la verdad, extrañando bastante.
-¿Acá no lo tiene todo?
- Si, pero hay demasiado silencio, todo es muy ordenado, no hay humedad, no me duelen ni los huesos. Y a los nietos a Benjamín, el más chiquitito.
-¿Cómo está Don Raúl?
-Bien, en lo que llaman periodo de adaptación, pronto le van a dar la aureola, y ya va a tener acceso a todo el cielo. Antes de irte lo vamos a saludar.-

Hablamos un poco de chismes de barrio, de la pianista, de la hija del lechero que estaba embarazada por sexta vez de un nuevo marido y de su casa, que la estaban demoliendo para hacer unos departamentos.

-¿Es cierto, que Don Raúl  murió de amor?- María no podía parar de reírse.
-Hay Miguelito, ¿te parece?
-Es el comentario de todos sus conocidos, familiares, incluso de los no tan allegados.
-Yo todas las mañanas con el desayuno preparaba todas las pastillas, para el corazón, diabetes, ácido úrico, presión, el diurético, ah y seguíamos una estricta dieta ambos. Cuando partí el hacía cualquiera…  
-¿No fue por amor?
-Miguelito, el amor… el amor, solo te hace sufrir.

Fuimos a visitar a Don Raúl, también se lamentó mucho al verme, pero María le dijo que yo estaba de viaje, hablamos un poco de futbol, boxeo, de su velatorio tan cálido y concurrido.
Nos dimos un abrazo y María se ofreció a acompañarme ya que las visitas ahí eran restringidas.

-Miguelito, vos siempre tan bueno, gracias por venir, saludos a tus padres y a todos los vecinos, y que también los extrañamos.
-¿Y el amor y la pasión? ¿Existen?
-No tengas dudas Miguelito, pero el amor y la pasión no mata, que si lo hace la dependencia.  

Me dio un gran beso, deseándome una larga vida en la tierra, con un último pedido para todos los de abajo “sigan  pensando que la pasión y el amor perduran con el paso de los años y que se puede morir de amor”
  

Cabeza de Apio 2015