El que hablaba era un hombre mayor, su decir era lento pero
contaba algo que llamo mi máxima
atención...
Sentado en la esquina de la sala, alimentado de leña la salamandra
y un recuerdo...
Su relato era como propio, como si yo dijera a su oído ese cuento
tan familiar, tan mío...
Dos lagrimas incontenibles cayeron, y ahí a lo lejos se escuchó
a mis nietos muy muy bajito decir...el abuelo está llorando....
Cabeza de Apio. 28Jul.2016
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